Duelen las despedidas, esto es así… me despedí de mi hijo pequeño, de mi banda de hermanos, los Gaylos y de mis 2 grandes amigos y sus familias antes de empezar el viaje. Quedan varias despedidas pendientes, pero no soy muy bueno manejando esta cuestión.
El viaje comienza en Riaza, un pueblo muy bonito que si tienes la oportunidad de visitarlo, no te la pierdas. El track que sale desde San Sebastián de los Reyes (al norte de Madrid) pasa por Riaza y es ahí donde lo empiezo yo… así, porque sí!
El primer obstáculo fue abrir una cancela (tranquera, puerta, valla o como se diga en tu país) Ahí nomas pensé, empezamos bien, entrando en la propiedad de alguien! El camino en realidad no era tal, más bien un sendero rocoso entre cerros y colinas, todo un desafío para mí.
Transcurridos unos kilómetros no pude mas que agradecer a quien compartir este track en wikiloc, ya que los paisajes que se sucedían eran espectaculares.
Hice un alto en el camino para comprar algo pa’ come’ en un supermercado de un pueblo perdido y pare en un lugar agradable a reponer energías.
Se fueron sucediendo muchos kilómetros hasta que de repente, en medio de un bosque de kilómetros y kilómetros en la provincia de Soria, me agarro la lluvia. Por suerte encontré un hermoso refugio (Refugio Raso Cubillos Urbion) donde pase la noche y me guarecí de la lluvia.
Al otro día mas y mas kilómetros de caminos y carreteras secundarias, previa ingesta de un café en Villoslada de Cameros (La Rioja). Un pueblo totalmente desconocido para mi, pero con un encanto digno de mencionar.
Los caminos transcurrían y mi asombro por los paisajes de esa España que no se conoce, por ir del punto A al punto B por autopistas, no hacia mas que sorprenderme.
Gloria respondió de maravillas en todos los terrenos que se nos pusieron delante (y fueron muchos y muy variados) por lo que no podía estar mas feliz de haber emprendido el viaje.
Por internet reserve 2 noches en el hostel Balea de San Sebastian en el Pais Vasco Español, por 2 motivos; el precio (17€ la noche) y que tenían parking. No pude haber hecho mejor elección, en la recepción me atendió Fran, un muchacho de Santa Fe en Argentina que anda dando vueltas por el mundo sin una moneda y que consiguió ser voluntario en el hostel a cambio de alojamiento y comida.
También estaban Cris de Santa Cruz, también de Argentina y con una historia parecida y Alvaro, un vasco de pura cepa con un corazón enorme que no le cabe en el pecho.
Pase 2 noches alucinantes, mates, guitarreadas y buena compañía… que mas se puede pedir en la vida??